Michael Norton muestra los resultados de una investigación fascinante sobre cómo el dinero puede, en efecto, comprar la felicidad, cuando no lo gastamos en nosotros mismos. Prestemos atención a los datos sorprendentes sobre las muchas maneras en que los gastos en bien social pueden ser beneficiosos para nosotros mismos, nuestro trabajo, y (por supuesto) otras personas.